Lentamente Atlético Tucumán comenzó a acomodarse como un club vendedor en el fútbol argentino; un cambio que es mucho más importante que la simple transferencia de jugadores.
Esta postura, impulsado por varias operaciones de gran envergadura en los últimos años, no sólo nutrió las arcas del club sino que también le permitió tomarse ciertas licencias que antes parecían impensadas: por ejemplo comprar algunos futbolistas (caso Mateo Coronel, adquirido por U$S 1,7 millones), apostando a una suculenta transferencia posterior.
En un contexto en el que la venta de jugadores es vital para la supervivencia y competitividad de los clubes, el “decano” demostró que, incluso desde una posición de aparente desventaja geográfica y económica, es posible generar un modelo sostenible y competitivo. Los números y las obras realizadas en los últimos años así lo demuestran. "Nosotros desde el 2014 que hicimos un gran cambio total de mentalidad y trabajo en el club y eso creo que empezó a dar sus frutos, por ejemplo en ese año nosotros comenzamos a competir en AFA", resaltó Ignacio Golobisky, vicepresidente segundo del "Decano".
La venta de Joaquín Pereyra a Minnesota United por U$S 2,35 millones por el 70% de su ficha es un claro ejemplo de este cambio de paradigma. La transferencia es la segunda más alta en la historia del club; sólo superada por la de Tomás Cuello al Athletico Paranaense, que marcó un hito en la historia reciente del “decano”.
Este tipo de operaciones no sólo generan ingresos significativos, sino que también posicionan al club en el radar internacional, un factor crucial para cualquier institución que aspire a mantener un flujo constante de jugadores en el mercado. "Junto a los ingresos que brinda la televisión y los ingresos por los socios, la venta de jugadores es clave para los clubes, para todos. Hasta River y Boca necesitan vender uno o dos por mercado de pases", agregó Golobisky.
La capacidad de Atlético para negociar no se limita a ventas directas. El caso de Favio Álvarez, que data de 2018, es un buen ejemplo de cómo los préstamos también pueden ser un recurso valioso. El cordobés inicialmente había sido cedido a Los Ángeles Galaxy por U$S 400.000 y luego a Pumas de la UNAM por U$S 100.000. Álvarez finalmente fue adquirido por los mexicanos en una operación que rondó los U$S 1,8 millones.
Este tipo de transacciones demuestran la capacidad del club para maximizar el valor de sus jugadores a lo largo del tiempo, una habilidad que es esencial para la sostenibilidad financiera en un entorno tan competitivo como el del fútbol argentino.
Así como en su momento fue Álvarez o Leonardo Heredia (primero a préstamo y luego adquirido por Argentinos por una cifra cercana al U$S 1,3 millones) en la actualidad el “decano” tiene varias de estas apuestas orbitando en el fútbol continental.
Gabriel Risso Patrón (Ponte Preta de Brasil), Ignacio Maestro Puch (Independiente) y Ramiro Ruiz Rodríguez (Talleres) son otros de los futbolistas que esperan surcar los mismos caminos que Álvarez y Heredia.
Si la venta directa o los préstamos no son opciones, la tercera alternativa también le rindió en algunos casos al “decano”. Para eso hay que repasar el caso de David Barbona y su traspaso a Racing. La negociación fue compleja y aunque se realizó en 2019, hasta hace poco menos de un año le seguía brindando beneficios colaterales.
En aquel momento Atlético recibió de parte de la “Academia” U$S 750.000 y un porcentaje de las fichas de Jonathan Cabral y Augusto Lotti (en la temporada pasada fue transferido al fútbol mexicano).
Es decir que aquella transacción de 2019 no solo aportó liquidez, sino que también le permitió reforzar su plantilla; un equilibrio delicado pero necesario para mantener la competitividad.
Completando el podio de las ventas más importantes del club aparece Fernando Zampedri, que fue vendido a Rosario Central por U$S 2,2 millones; y como el “decano” era dueño del 70% embolsó poco más de 1 millón libre de impuestos.
Se podría discutir si las ventas se dieron en los momentos adecuados, pensando en lo deportivo; pero lo cierto es que en los últimos años los traspasos aumentaron considerablemente a pesar de que algunos fueron resistido.
Una de las mejores gestiones en los mercados de pases pasados fueron las salidas de Lotti y Ramiro Carrera a Cruz Azul a cambio de U$S 1,7 millones (vendió el 100% de su pase) y U$S 1,35 (50%), respectivamente.
Las ventas de Tomás Marchiori U$S 600.000, por el 50% de su pase, y Agustín Lagos por U$S 900.000 no sólo significan ingresos directos para el club, sino que también tienen un impacto más amplio en la competitividad del fútbol argentino.
En un contexto donde la exportación de jugadores es una de las principales fuentes de ingresos para los clubes, el “decano” demuestra que es posible competir a nivel local, generando recursos mediante la venta de jugadores. El club puede reinvertir en su infraestructura, en sus Inferiores y en la adquisición de nuevos talentos; lo que a su vez refuerza su posición en el torneo local (o al menos a eso se apunta).
Esta estrategia no sólo le permitió al “decano” mantenerse competitivo en la Primera División, sino que también ha sentado un precedente para otros clubes de la región. "Nosotros en 2021 apostamos por un jugador que no venía teniendo buenos rendimientos, en tres años él se va dejando un buen ingreso económico para el club, lo que marca que estamos haciendo las cosas bien y seriamente, después puede haber muchas vicisitudes, que no es lineal porque asi es el futbol, pero creemos que estamos marcando un camino y debemos seguir por esa línea", finalizó el vicepresidente.
A medida que el club continúa fortaleciendo su estructura y sus finanzas, es probable que siga siendo un actor clave en el mercado de transferencias a pesar de que tanto en 2022 como en 2023 quedó al límite de la clasificación a los torneos internacionales.